La biodiversidad y el pirateo
( Publicado en Revista Creces, Junio 1997 )

La sobrevida de cada una de las especies vegetales y animales de la Tierra se ha logrado por un proceso de adaptación que ha transcurrido en miles de millones de años. Las más de las veces la naturaleza no ha sido exitosa y, a lo largo de los tiempos, han sido más las especies que no han sobrevivido que las que han podido adaptarse. En rigor, las especies animales y vegetales que se han extinguido superan en número a las que hoy existen en el planeta. Son estas últimas las que, hasta ahora, han sido capaces de desarrollar los mecanismos biológicos adecuados para crecer y reproducirse en un medio muchas veces adverso, como también para defenderse de sus predadores o de sustancias nocivas para ellas.

El proceso de sobrevida, en último término, se exterioriza por la capacidad de producir determinadas sustancias químicas con acciones biológicas diversas, según sea su requerimiento para cada caso. En el correr de los años, y por la experiencia transmitida de generación en generación, el hombre ha ido descubriendo que muchas de esas sustancias son muy útiles también para él, así como también otras son nocivas. Es así como muchas de ellas se utilizan tanto en medicina como también para controlar pestes dañinas para la agricultura o, por último, para utilizarlas en procesos industriales.

Hoy en día la industria farmacéutica y también la industria química, se han dado cuenta de esta enorme cantidad de información existente en la tradición de los pueblos, y rápidamente han procedido a verificarla y luego obtener beneficios económicos de ellas. Es por esto que, con modernas tecnologías robotizadas, se encuentra en pleno desarrollo un verdadero rastreo en la biodiversidad de las plantas, tanto del mundo pobre como del desarrollado. Estas investigaciones han permitido producir y comercializar numerosos medicamentos y productos químicos de uso industrial. En el pasado, las plantas y los árboles nos proporcionaron valiosos medicamentos, como por ejemplo los "digitálicos" o la "aspirina”. Hoy en ellas se buscan también remedios útiles para el cáncer, la hipertensión, la ateroesclerosis, etc., y también productos químicos para combatir insectos, hongos, bacterias o virus dañinos para la agricultura.

Estas sustancias se encuentran tanto en el mundo desarrollado como en el no desarrollado, pero desgraciadamente este último carece de la capacidad de investigación o de industrialización necesaria para obtener un mejor provecho económico. Muchas veces la tradición ha descubierto sus acciones y utilizado a nivel local por generaciones. Es de esta información que está tomando ventaja el mundo del conocimiento y ha procedido a industrializarla, sin que ello signifique beneficios para los que en definitiva las descubrieron y las han estado utilizando durante siglos. Lo que es más grave, es el sistema de protección de patentes, que obliga ahora al mundo pobre a tener que pagar por su uso.

Tal es el caso de lo ocurrido recientemente en la India. Por generaciones los hindúes habían utilizado el extracto de hojas de un árbol nativo para combatir insectos dañinos para la agricultura. Ahora se han enterado que esa sustancia, DAZA o dehidro-azadiractina, ha sido obtenida por una empresa americana que, conociendo esta acción, la extrajo de las hojas de la misma planta, la caracterizó y luego procedió a patentarla. Parece irónico que los hindúes, por siglos, habían empleado un método consistente en hervir las hojas, dejarlas remojando en agua por una noche y luego separar el líquido de la espuma y que ahora, este mismo método fue el que patentó la empresa Agrydine Technologies de Columbia, lo que significa que en el futuro los hindúes no podrán seguir utilizando la planta con este procedimiento, a menos que paguen los derechos respectivos (New Scientist, Febrero 1997, pág.8). No se ve claro como el mundo pobre podría proteger esa información y utilizarla en su beneficio. Con todo, algunos países han entrado en convenios con industrias farmacéuticas. Tal ha sido el caso de Costa Rica, que ha firmado un convenio aparentemente conveniente para ambos.*



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