Los microfósiles de Marte y de la Tierra pueden fabricarse en el laboratorio
( Publicado en Revista Creces, Diciembre 2003 )
Según expertos de NASA, el hallazgo de microfósiles incrustados en un meteorito proveniente del planeta Marte demostraba que la vida había surgido en el pasado en ese planeta. Pero ahora se demuestra que formas muy semejantes a esos microfósiles pueden crearse en la tierra, en un laboratorio de mineralogía.
En el año 1996 una noticia golpeó al mundo: el análisis de un meteorito caído hacia mucho años en la Antártica (meteorito ALH84001), por su composición química correspondía a Marte y en su interior existirían restos fósiles que indicarían la existencia de vida primitiva en ese planeta. Por diversas tecnologías se había podido calcular que esta roca se habría desprendido de Marte y que vagó por el espacio durante 16 millones de años, para terminar golpeando a la Tierra, hace 13 mil años.
Expertos de NASA, al examinar el interior del meteorito, aseguraban haber encontrado estructuras muy pequeñas (380 nanómetros de longitud) que se asemejaban en mucho a bacterias fosilizadas (Nuevo interés por la vida en Marte), muy parecidas a las que se habían encontrado en la Tierra. Según Everett Gibson de NASA afirmó que por diversos análisis químicos y determinaciones de radioisótopos, se podía sospechar fuertemente que correspondían a restos fósiles de bacterias. No todos creyeron esto y pensaron que esas formaciones simplemente correspondían a pequeñas protuberancias minerales que sobresalían de la roca (Las posibilidades de vida en el planeta Marte).
Una controversia similar se había despertado también respecto a estructuras semejantes con la forma de gusanos, que se había encontrado en 1980 en rocas en la costa de Australia (Warrawoona) (fig. 1). Incluso William Schopf de la Universidad de California, afirmaba haber encontrado en estas rocas a 11 especies diferentes de bacterias, incluyendo algunas que según él eran fotosintéticas (Science, Abril 1993, pág. 640). Las rocas en cuestión tenían una data de 3.5 mil millones de años, por lo que serían las más antiguas encontradas hasta entonces. También muchos científicos dudaron de esta afirmación, porque no creían que la vida compleja hubiera existido tan temprano en la historia de la Tierra.Varios grupos de investigadores han tratado de explicar cómo se pudieron haber formado estas estructuras tan complicadas. Así por ejemplo, Martin Brasier de la Universidad de Oxford, sugirió que las estructuras australianas podían corresponder a vidrios volcánicos provenientes de sedimentos de surgencias hidrotérmicas que posteriormente se solidificaron como rocas.
Sin embargo nadie había demostrado cómo llegaron a formarse realmente estas estructuras. Ahora José Manuel García-Ruiz y sus colaboradores de la Universidad de Granada en España, explican cómo manejar minerales en el laboratorio para llegar a formar estructuras muy semejantes a las encontradas en las rocas de Australia (Science, Noviembre 14, pág. 1194). "Parecen realmente estructuras vivas, pero esto nos enseña que si algo parece familiar no quiere decir necesariamente que es biogénico", dice George Cody, geoquímico orgánico del laboratorio Geofísico de Washington.
Como reproducirlas
García-Ruiz y sus colaboradores, estaban estudiando la forma en la que cristales crecían en geles, cuando notaron que estos tomaban la forma muy similar a organismos primitivos. Entonces se dio cuenta que se parecía mucho a los microfósiles hallados en las rocas de Australia (Warrawoona) y que aparecen cuando el agua se escurre en un sedimento rico en sílica.
Para recrear lo que pudo haber sucedido en esas rocas, García-Ruiz agregó al gel, bario y carbonato, ya que estos minerales se encuentran allí en forma abundante. Observó que de esa mezcla surgían estructuras en forma de gusanos (fig.2). Cada filamento que se formaba, consistía de un núcleo de carbonato de bario retorcido. Stephen llyde, de la Universidad Nacional Australiana en Canberra, colaborador de García-Ruiz, remojó los cristales en moléculas de fenol y formaldehído, las que se adhirieron a la superficie de sílica. Después de calentarlo suavemente, los filamentos produjeron bajo luz láser una firma que parecía orgánica.
Schopf, dice que el hallazgo es interesante e ingenioso, pero la semejanza es sólo superficial. El sigue convencido que esas formas que él describió en las rocas de Australia, tienen su origen en vida. En todo caso la discusión parece que continuará.