La globalización: ganadores y perdedores
( Publicado en Revista Creces, Septiembre 2003 )

Durante la última década el proceso de globalización económica fué exitoso para los que pudieron incorporarse a él y negativo para los que tuvieron dificultades. Con ello se incrementa la polarización.

Analizando la última década (1990-2001), parece evidente que los beneficios de la globalización no se han distribuido en forma uniforme para los diferentes países del mundo. Los países más beneficiados han estado en Asia del Sur y Este, mientras que los perdedores corresponden a los países de la ex Unión Soviética y la región Sub-Sahara de Africa.

Los éxitos y fracasos, medidos por el promedio anual de los cambios en términos de Producto Interno Bruto "per capita", hay que buscarlos en la historia previa a este decenio: Asia del Este, ha tenido una larga tradición de comercio que ahora se ha vigorizado con la adopción por parte de China de una progresiva economía de mercado. En el otro extremo están los países de la Ex Unión Soviética que estuvieron aislados de las fuerzas del libre mercado por más de 70 años. En Africa, el daño crónico del recurso humano, las guerras civiles y la falta de infraestructuras básicas, no han permitido el desarrollo de sus economías. A ello hay que agregar su dependencia casi única de explotación de recursos agrícolas cuyos precios internacionales han caído en los últimos años, debido a subsidios en los países desarrollados.

En América del Sur, los avances han sido lentos, por las pesadas cargas de deudas externas, por su dependencia de recursos agrícolas y los bajos precios de éstas, influidos por los subsidios de países desarrollados. Una excepción ha sido Chile que se había adelantado en los cambios de su política económica, abriéndola al mercado externo, incrementando y diversificando sus exportaciones, eliminando subsidios económicos y privatizando empresas estatales. En otras regiones (América del Norte, Comunidad Económica, Australia y Nueva Zelandia), dentro de su abundancia, el incremento de los costos del envejecimiento poblacional, sólo ha permitido un crecimiento moderado.

Según manifiesta Rodger Doyle (Scientific American, Julio 2003, pág. 17), algunos países han sufrido al adoptar políticas erradas, a menudo bajo la presión de organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI). En primer término el caso de Rusia, que a comienzos de la década de los 90 trató de incorporarse al capitalismo, pero sin haber implementado las instituciones que permiten funcionar al capitalismo, como es un sistema bancario independiente, un sistema legal de negociaciones, y un adecuado método de recolectar impuestos. Empujado por el FMI, el Banco Mundial, y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, el régimen del Presidente Boris Yelsin privatizó el sector industrial estatal, creando una clase de oligarcas, que consciente de lo inestable de las condiciones internas de su país, enviaron su dinero al exterior en lugar de invertirlo internamente. Bajo la presión del FMI, Rusia impuso un nivel de cambio sobre valuado, provocando un "boom" de las importaciones de bienes de lujo y una depresión de las industrias exportadoras. El resultado fue un desastre para los empleados, que frecuentemente se les dejó de pagar o se les pagó en bienes, y no en rublos.

Por el contrario, China que no siguió las formulas del FMI, fue el gran ganador de la globalización. De los estados derivados de la antigua Unión Soviética, sólo unos pocos, como Polonia y Hungría, lograron crecer. Ello fue posible porque ignoraron los consejos del FMI y adoptaron políticas expansionistas, incluso gastando más que lo que recolectaban en impuestos. Botswana y Uganda también fueron exitosas: a pesar de sus desventajas estos países alcanzaron un crecimiento vigoroso, creando sociedades civiles estables, liberalizando el comercio e implementando reformas contrarias a las prescripciones del FMI.

El FMI, como ellos mismos lo reconocen, impulsaron políticas fallidas en los países en desarrollo. Su misión original fue sostener la economía mundial promoviendo el pleno empleo, pero en las últimas décadas, de acuerdo a lo afirmado por Joseph Stiglitz de la Universidad de Columbia y ganador del Premio Nobel de Economía, la agencia ha llegado a estar dominada por economistas que están más atentos a la comunidad financiera que a los países acreedores.

En todo caso en China, el número de personas que viven en la pobreza rural ha descendido de 250 millones en el año 1978, a 34 millones en el año 1999. En los países menos globalizados, la pobreza se incrementó en un 4% entre el año 1993 y 1998, y en Rusia se incrementó de un 2% en 1989 a un 24% en 1998.



Bibliografía


1.- Globalization: A Critical Introduction. Jan Aart Shoite, Macmillan, 2000.

2.- Globalization: Neoliberal Challenge, Radical Responses. Robert Went. Pluto Press y The International Institute for Research and Education, 2000.

3.- Alternative to Economic Globalization. International Forum on Globalization. Berret-Koeler Publishers, 2002.

4.- Globalization and its Discontents. Joseph E. Stiglitz. W.W. Norton, 2002.

5.- Globalization/Anti-Globalization. David Held y Anthony McGrew. Polity Press, 2002.


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